Dinámica de la personalidad y Desarrollo evolutivo
Kelly insiste en que el ser humano es básica e intrínsecamente activo, por lo cual el concepto de motivación es innecesario e irrelevante. La estructuración cognitiva que conforma la personalidad es responsable de la actividad, direccionalidad y propositividad de la conducta. El esfuerzo por lograr un control sobre el medio mediante predicciones más exactas de los acontecimientos es la fuerza activadora que dirige la conducta.
La teoría de Kelly puede considerarse una teoría del cambio constante. Para poder anticipar adecuadamente el medio e ir ganando conocimiento sobre el mismo, es necesario ir modificando progresivamente el sistema de constructos con arreglo a la propia experiencia. En este proceso, se van a producir importantes cambios emocionales subsiguientes a las necesarias modificaciones cognitivas.
La ansiedad se concibe como el reconocimiento de que los acontecimientos con los que el hombre se encuentra caen, en su mayor parte, fuera del rango de conveniencia de su sistema de constructos. El ansioso es aquel que se ve enfrentado a una realidad que no sabe cómo manejar. El ansioso no es, por tanto, una víctima de sus conflictos internos, ni el producto de una historia automática de asociaciones; es alguien que tiene dificultades en la construcción y anticipación de su entorno habitual. Por otro lado, la ansiedad no es en sí perjudicial, sino que es una condición previa a todas las revisiones y modificaciones del sistema de constructos.
Respecto al desarrollo evolutivo de la personalidad, se considera que puesto que los procesos psíquicos operan dentro de un sistema que el propio individuo construye, la evolución psíquica debe correr paralela a los cambios en el sistema de construcción del mundo. Se postula, pues, una evolución desde unos constructos vagos globales y no verbalizados a otros específicos, precisos y verbales. Los principales cambios que se operan van en dirección de una mayor diferenciación en los constructos, la generación de constructos más abstractos y disposicionales y la formación de pautas jerárquicas de interrelación entre constructos. Con la edad, se reduce el uso desequilibrado de los constructos en favor de uno de sus polos, se incrementan los matices en la aplicación de los constructos y se utilizan menos calificaciones extremas.